Tía Isabel se ha ido

Tía Isabel se ha ido

Ocho quince, puntual vino la Parca

Y cortó el fino hilo que a la vida la unía

Un mes ha que latía el corazón rendido

Y a partir obligado.

Solo, sola, en honda soledad pasó su vida

De temores insanos embargada.

La belleza, que al nacer hubiera

De su madrina el hada

Y el intelecto agudo

No quisieron los dioses que el cultivo

A la usual exigencia acomodara.

Creció semisalvaje

Y así vivió

Simple y desconfiada, recelosa y huraña

Fingiendo conocer y dar por cierto

Su provecho inmediato, que a sus ojos

Cierto les parecía.

Sin otro referente, dios ni guía.

Quizás fueron sus años de 50 a 60 los mejores

Con su hermano José con quien vivía,

Suelto buey que se lamió temprano

Y al redil regresara de la mano del tiempo

¡Vieja mano!.

Hoy se cierran con ella en su partida

Mil páginas del libro de mi infancia

Su recuerdo me mueve y me conmueve

Que con ella viví de 3 a 9.

Con ella y con mis padres esos días

Henchidos de proyectos e ilusiones

De crear y ser libres, de ansias de arte

De acción, de ser vivos, vivientes

Hasta colmar el vaso que fue toda su vida.

¡Qué corta y qué fugaz

es la armonía de la materia humana!

89 círculos del sol son 17

17 del siglo en que naciera

¡Que los dioses reciban sus despojos!

Quizás no muera nunca ya a sus ojos.