Poso mi pie en la arena
Por la que tú pisabas
Y veo con mis ojos
Lo que los tuyos vieron.
No hay olvido, que es muerte
Y tú estás viva en mí.
Tu casa, que es la mía me lleva tras tus pasos
De uno en otro lugar
Y tus retratos hablan tu voz: Vivir, quiero decías.
Y vives plenamente como viviste acá.
Voló airado el olvido de no encontrar refugio
Donde esconder a penas su inerme magnitud
Que inundas el espacio de intemporal perfume
Y arroba los sentidos donde estuviste tu.
Al pronunciar tu nombre, ¡madre!
Siento potente el riego de la vida subir
Al hondo de mi pecho y llenarme de ti.
Y mis pasos posarse en tus propias pisadas,
Mi mirada en la tuya, mi lugar, tu lugar.
Y es que en mí vives, ¡madre! mientras yo quede viva
No hay olvido posible,
Que tú estás viva en mí.