El verdadero vacío

El verdadero vacío

Ardilla sin fijeza, sin proyecto

Como una noria tonta

Que el esfuerzo rehuye el pensamiento

Y la frágil memoria

Se adormece al sonido de la vieja noria.

No me preguntes

Si el movimiento es vida

Si vivir es pensar

No lo sabría.

Estos largos veranos

No me alejan, me funden con el mundo

Al pasar de los años.

Grano de arena, partícula de humus

Donde crece la hierba.

Hoja de árbol, desde lo más alto

Entre el follaje verde.

Metálicas corazas  hormiguean

Los recuerdos, insectos del ingenio.

Escuadrones de negras golondrinas

Cruzan veloces cruces a los cielos

En uves de victoria.

Y los saurios gigantes

Que Gaudí coronase delatores

Testimonian recuerdo a la memoria

De las generaciones.

Se me antojan termíteros insignes

Avalancha de negras  formaciones

Su estela como huella

Punzada estimulante de la mente inquieta,

Ingenio formidable, hacia los cielos

Titánica escalera hasta la tierra.

Los dioses me contemplan sonrientes

Que es verano y a modo de respuesta

De regalo me mandan con un beso

Picardías de luz para la siesta

Y unas pompas de nubes…

En ellas se disuelven los peldaños

¡A mis años!