Ardilla sin fijeza, sin proyecto
Como una noria tonta
Que el esfuerzo rehuye el pensamiento
Y la frágil memoria
Se adormece al sonido de la vieja noria.
No me preguntes
Si el movimiento es vida
Si vivir es pensar
No lo sabría.
Estos largos veranos
No me alejan, me funden con el mundo
Al pasar de los años.
Grano de arena, partícula de humus
Donde crece la hierba.
Hoja de árbol, desde lo más alto
Entre el follaje verde.
Metálicas corazas hormiguean
Los recuerdos, insectos del ingenio.
Escuadrones de negras golondrinas
Cruzan veloces cruces a los cielos
En uves de victoria.
Y los saurios gigantes
Que Gaudí coronase delatores
Testimonian recuerdo a la memoria
De las generaciones.
Se me antojan termíteros insignes
Avalancha de negras formaciones
Su estela como huella
Punzada estimulante de la mente inquieta,
Ingenio formidable, hacia los cielos
Titánica escalera hasta la tierra.
Los dioses me contemplan sonrientes
Que es verano y a modo de respuesta
De regalo me mandan con un beso
Picardías de luz para la siesta
Y unas pompas de nubes…
En ellas se disuelven los peldaños
¡A mis años!