¿Qué hará?

¿Qué hará?

¿Qué hará entonces  Dios Madre

cuando todos seamos balsa de aceite unidos

Y el gran árbol  papírico se yerga enhiesto,

Firme y acusador, en fálico testigo?

Y el lago de la tinta negrísima a sus plantas

Ocupe la extensión del paraíso.

Y las recias y plásticas escamas le  cobijen

De los fríos inmóviles que enfriarán la nada

El calor ido de este sol y otros soles al olvido.

¿Cuál será su trabajo?

¿Creará nuevos mundos?

¿Cultivará tal vez las mariposas

Gigantes de mil ojos violáceos

En alas esmeralda  ribeteadas de blanco

Y unas largas, negrísimas antenas

Para volar por bajo  en el cielo de escamas

Y posarse en  el árbol?

¿Y subirán y bajarán y le darán noticia

De una oruga perversa

Que osó procesionar árbol arriba

Para ser como  Él?.

Y será castigada

A caer al gran lago de la tinta

Y a bajar por su peso hasta lo más profundo

Y a agitar de sus patas eternamente móviles

En señal de vencida

Y a más de alguna ingenua  mariposilla blanca

Que no alcanzó el tamaño ni el color de las otras

Seducirá tal vez.

¡Qué trabajo, qué gran trabajo! ¡incontable la cuenta!.

Tal vez haya una flor, un crisantemo enorme

Para que quepan todas, orugas atrevidas,

Mariposas aladas.

Milenios  y milenios

De crear, recrearse,

Pensarlo…

¡Cansa tanto!