Abril 2009
Llamaba impaciente a la puerta de la poesía
Y no salía.
No salía, ni me hablaba,
Silencio.
Vacía sentía yo la casa y me sentía
Vacía yo también.
Y me alejaba triste
A la calle del ruido y la rutina.
Mohína iba.
Cuando ahora,
Un rasgueo remoto de sonidos,
La ventana entreabierta,
Llegó hasta mis oídos.
Y sonaba más fuerte, más rotundo,
Más claro, más profundo el sonido
Del hondo de mi ser.
Me ha vuelto la alegría, ¡vivo aun!,
¡ Estoy viva!.
A tu palabra unida, a tu decir, ¡milagro!,
Rumorosa energía de nuevo a mí ha venido
La Poesía.