Faro celeste de la madre noche
Tu poderoso rayo afila sierpes grises en claridades plata
Rebosantes las copas, negruras de veneno.
Sólo tu voz convoca, llamada irresistible,
Los yacentes espectros de las dormidas piedras,
Que soterrados laten, aguardando impertérritas tus fríos resplandores
Para emerger danzantes del sueño milenario
Cada noche.
Al aquelarre pétreo convocados
Los ancestrales seres, que el mago creador selló en silencio
Se reconcilian con el ojo humano,
Absorto en el encanto de tu luz mistérica
Y vuelven a la vida a tu llamada plena
Ojo mágico errante.