A Federico
La lunera
Ronda, ronda,
La de blancos cascabeles,
Sube, sube la colina,
Plata y oro.
Grises de plomo la ciernen.
Rictus amargo de cejas,
Labio de rictus riente,
Himnótica la mirada
Aluna, luna lunera
Con alamares de muerte.
Lunera, ¡luna!
La de blancos cascabeles,
Centelleadora de estrellas
En ascenderes dolientes,
Salpiqueadora de perlas
Por la colina ascendente
de los negros encinares
al viento, lamento breve…
Y un muerciélago aletea
Y otro, y otro.
Sin cesar baten siniestras
Sus alas de terciopelo,
Tus remontares celestes
Acompasando en su alerta.
¡Pálida luna!
Grises de tu manto corta
La colina verdinegra
Bordada de luminarias.
Un lucero allá en lo alto,
Broche de diamante,
Tensa
La escala por la que subes
A espacios de luz incierta.
Hembra o varón
Luna, ¡luna!
Tu frente retintinean
Cascabeles cairelados
Las noches de plenilunio,
Luna, la luna lunera.
El creciente de las astas
Del negro zaino
Enhiestas
Abre surcos en el oro
Que roja la sangre riega
De sus entrañas borbotan
A tus pies
Luna lunera
Lazos de leño añudados
De la encina verdinegra.
