El calor de tus rayos me conforta
Tu oro-color energon-mariposa me fascina
Desperezar de azules chispeante
La neblina que arropa Guadarrama
Aplanar de horizontes
Ritmar de lejanías en el valle.
Tu llamear celoso en Manzanares
Despega mansamente de las cimas.
¡Disco de fuego!,
¡Coleóptero celeste!,
¡Macho y hembra!-
Verte asomar grandioso
De arreboles y perlas precedido,
Encender de la antorcha blanca, blanca
Es penetrar al hondo del sentido
Vida-muerte, poder de poderoso
Que a tus plantas imperios ha tendido.
Sola, punto a penas disuelto de la vida
Espero al alba el brillo incandescente,
Huyo atrás el contacto de tus dardos
Te saludo, gigante en las alturas
Y el ritual cotidiano de mi frase:
¿No te paras?, ¿ no puedes detenerte
De tu diario quehacer para mirarme
Un segundo tan sólo?.
¡Condenado a llamear hasta tu muerte!.