Ticiano, pincel fecundo
Veneración mía, admiración del mundo
Grave y risueño
Velado y lisonjero
Invitas a la tuya y a la misma mesa
A los dioses de la antigua Grecia,
A los héroes bíblicos,
A los santos y mártires, las vírgenes
Con reyes coronados
Que yacen y subyacen y al color afloran
Procesional orgía soterrada
Que a la común mirada
En el desprecio más ignoto ignoran.
Ticiano rigor aúreo, firme escuadra
En colosal mallaje
Terreno y celestial
Viviste los honores del mejor mortal
Y dejaste sellados
Misterios insolubles
Por tu ingenio colosal ligados.
Tus credos pretextados
Que tu velar de realidades cubre
Nunca fueron ni serán rezados.
Gran Ticiano, tu triángulo sonoro
Laúd púbico de Venus tañedoras
El plectro en la mirada
Del músico divino
Que es uno espiritual y a la vez trino.
Césares tu pincel recogerán caído.
Por siglos de los siglos
Que al más leve recado, sigiloso ruido
Del ave creadora que posó en tu mano
Perfume tenue a penas desvelado
Del secreto sellado
Me estremezco temblando, gran Ticiano.